miércoles, 29 de octubre de 2008

MARIPOSAS



Agua y aceite son dos componentes que se repelen, como si al solo contacto algo les estremeciera y no soportaran tener el más mínimo roce. Algo así les pasa a las personas, a veces con una sola mirada saben si tendrán filing ó si intentarán poner los medios necesarios para evitar volver a verse.

Algunas veces este propósito no sale bien, estás obligado por las circunstancias a tener que convivir diariamente con esa persona, a tener que tratarla con frecuencia, verla hasta en la sopa, como vulgarmente se dice.

Lola vive en un edificio de apartamentos en el centro de Barcelona, es pequeño pero divinamente amueblado. Soltera, y de momento no hay nadie que la pueda sacar de esta situación, pero no le preocupa, esta tomando su tiempo. No tiene prisa, esta bien económicamente y es independiente y con la ventaja que tiene el contacto con la familia muy cercano pero sin que la puedan controlar. Su trabajo está cerca de casa, lo cual es una comodidad, pues le permite ir paseando a su despacho, cosa que le encanta. Este buen empleo lo consiguió por propios méritos por lo bien preparada que estaba, pues la competencia era francamente dura, y gracias también por su buena presencia, todo hay que decirlo, y en este momento se puede decir que está muy bien considerada dentro de la empresa.
Hasta aquí todo correcto,... pero, porque siempre a de haber un pero, claro que lo hay y para ella aunque sea una frivolidad, es importante.

En esta oficina hay una bruja, bueno no es eso exactamente, pero a ella se lo parece, pues se tienen un odio muy sutil, nunca lo han mostrado, y como de mutuo acuerdo las dos se tratan educadamente, pero se corta el aire cuando se miran, esa manera de actuar es la peor, porque es una bomba de relojería a punto de explotar, en cuanto pueden se hacen la vida imposible. A la primera mirada algo pasó que no se cayeron bien, no hay forma de que se hablen sin tenerse que meter una contra la otra, muy sutilmente eso sí, y manteniendo siempre las formas. Y el causante de todo ello son los celos. Se comportan como niñas, y todo por un hombre. El sujeto en cuestión es el jefe de redacción, y en confianza si lo vierais, seguro que ellas tendrían mas enemigas que incorporar a la lista.

Cerrar los ojos, y por unos instantes imaginar a un hombre sobre unos 38 años, alto, el clásico cuerpo de gimnasio, deportista, muy moreno por el fouting al aire libre, ojos verdes, cabello castaño, bien trajeado con unas corbatas a la última y una colonia que le delata nada más entrar por la puerta. Total es un hombre que por su exterior se le puede clasificar como el hombre deseado, vamos un diez.

Lola, la protagonista y Anabel, las dos cada una por un lado tratan de atraerlo muy sutilmente, como las mariposas, andan tras él mostrándole sus mas que atractivas figuras, pero él ni caso. Parece que les mira como si fueran objetos de oficina, vamos como simples ordenadores. Este más o menos es el teatro donde transcurre esta historia.

A Lola le da rabia decirlo pero las dos están muy bien, cada una en su estilo. Se visten a la última, esto es normal y casi obligado, pues trabajando en una empresa de moda les exigen a todos una forma de vestir. Aparte de su trabajo especialmente técnico, las han contratado por dar una imagen moderna y cosmopolita que hace a la empresa una de las más brillantes en su sector. No me gustaría pensar que solo las han contratado por tener una buena imagen, ella se considera una buena profesional, y le duele decirlo pero su contrincante es también muy buena en su trabajo.

Su enemiga la bruja, perdón, Anabel, está sentada todo el día delante de sus narices. Las dos pendientes de la puerta del jefe de redacción, en cuanto se abre ya están con el cuello de jirafa, es patético. Son las ayudantes perfectas, claro no se les escapa nada, en cuanto pide alguna cosa, zas, la tiene al instante. El naturalmente, esta encantado.

Lola recuerda que en cuanto le vio fue una cosa de impacto, miles de luces se encendieron, estaba rodeado, o eso le pareció, de una aureola mientras avanzaba hacia ella con la mano extendida, (todo esto lo recuerda con los ojos en blanco, claro) y ella con sus años y con un largo recorrido por los que, aparte de experiencia no ha sacado nada positivo, se quedó como si solo él estuviera en la tierra. Por poco se desmaya, es él, mi hombre, nunca habrá otro, solo él, pensaba.

Y se propuso conquistarlo aunque fuera lo último que hiciera en esta vida. Y esta en ello, pero a veces ve que es una empresa imposible.

Así lleva dos años, desesperada, y encima con la niñata de Anabel que en cuanto lo ve sale corriendo a ver que necesita. Lola se mantiene en segundo plano, observando, por si logra ver su punto flaco, pero de momento no lo ha descubierto, es como un muro que no sabe por donde franquearlo.

La mayoría de empleados van almorzar por comodidad al restaurante que está al lado de la oficina, allí se le ve comer siempre solo, es tan solitario, eso sí, siempre saluda cuando se va a su mesa, sonríe y les dirige a todas un “hola” cortés, pero frío, no les da pié para decirle si se quiere sentar y compartir mesa. Se aísla con su periódico hasta que le sirven la comida.

Será por su cargo de jefe que no quiere dar confianzas a los empleados por si algún día les ha de dar alguna amonestación, y sí no hay trato fuera de la oficina, evita tener favoritismos. No se le conoce ninguna mujer, por lo menos no se le ha visto nunca con ninguna. Pero no hay duda con sus preferencias en cuanto a sexo.

Se ponen juntas en una mesa todas las chicas de la sección incluida Anabel, aunque con ella Lola no le dirige casi la palabra, son muy enemigas, nunca han hecho ningún comentario, pero las mujeres saben cuando tienen competencia. Hoy mismo, piensa Lola me da grima decirlo, pero se ha puesto monisima, hace aún calor, pero ella para destacar se ha puesto unas medias negras muy gruesas y un vestidito, porque no llega a vestido, tiradito de esos que se llevan ceñidos y anchos a partir del pecho, que parece una niña, solo para fastidiarme, le tiraría el plato de estofado por encima, no se como me aguanto. En vez de eso le pasa el salero que ella amablemente le pide.

Lola va rumiando y hoy particularmente esta desmoralizada, pues le ha visto dirigirle o así le ha parecido, una mirada de aprobación a Anabel, y eso le ha dado el día, claro con ese medio vestido... –Y la mira queriéndola fundir.

Mañana me pongo yo de quince años, decide, aunque a veces pienso que voy a tirar la toalla pues este enamoramiento me impide ver otros hombres que igual son mi media naranja. Tengo que hacer un pensamiento, y apartarlo de mi cabeza, pero como lo voy ha hacer eso si lo tengo a diez metros de mí.

No he dicho como se llama la perita en dulce, su nombre es Mario, a que es precioso.

Es un desastre, va pensando Lola, ahora vienen cuatro días de fiesta, en vez de alegrarme me pone triste pues son cuatro días sin verle, es patético. Además me tengo que ir con la familia a la casa de campo, allí con los bichejos, el polen y los mosquitos que me pondrán buena, como el año pasado, parece que me esperan para atacarme. Pero no tengo más remedio que ir, se dice, una vez al año se reúne toda la familia y no puedo faltar, a mi madre le daría un soponcio si le digo que no voy.

Sigue pensando su estrategia...- Tengo que saber si Anabel se queda o se va a algún sitio, no sea que lance el sedal cuando yo no este, y al bendito de Mario le dé por picar. A través de las compañeras me enteraré de sus planes, me iré más tranquila si sé donde está. –De verdad, es para llorar, es un sin vivir pendiente de un hombre, pienso que a esta chica le falta un tornillo.

Han coincido en el ascensor, ella lo mira disimuladamente, es un amor, piensa, si supiera como me tiene, pero eso es imposible, pues yo como siempre muy seria y procurando no agobiarle siempre me mantengo lo mas distanciada posible. Nunca podría ni siquiera sospechar mi atracción hacia él. Ella tiesa como un palo, no se atreve ni a respirar para no perderse un instante a su lado. Él mirando unos papeles parece que ni se ha dado cuenta que la tiene a su lado.

La deja pasar al salir, es tan atento, va detrás de ella, esta nerviosa y da un tropezón, esta a punto de caer, la coge del codo pensando que se va a dar de bruces, que torpe, piensa Lola , voy haciendo de modelo como si estuviera en una pasarela y zas me voy casi al suelo, que ridículo. Le da las gracias, y el continua hacia su despacho. Le deja su olor en la manga del suéter, y ella inspirando su olor piensa, no me lo lavare, dormiré con él, me lo llevaré de fin de semana, pensaré que está conmigo.

Por una compañera se entera que Anabel se queda en la ciudad, bueno esta individua está localizada, y suspira con alivio, ahora tiene que averiguar que hará Mario, se va o se queda. Esto es más difícil, pero no imposible.

Coge decidida unos bocetos, y sin pensarlo dos veces llama y entra en su despacho. Mario está al teléfono, y se queda a un lado, discreta hace ver que no escucha, pero tiene los cinco sentidos puestos en lo que dice. Sé esta despidiendo de alguien, le está diciendo que en cuanto recoja las cuatro cosas que tiene preparadas en el apartamento sale hacia allí. Que no se preocupe que no llegará muy tarde. Y cuelga, la mira y le pregunta muy amable que es lo que quiere.

Lola le da los bocetos para que se los entregue al ayudante de los rotativos, que sabe por su agenda que tiene que entrevistarse con él esta tarde, para que se los lleve pues los necesitan a primera hora del próximo lunes. Le digo que si no nos vemos que pase un buen fin de semana, y él me desea lo mismo.

Lola respira aliviada, uff, he salido bastante bien, me he enterado que se va, Anabel se queda y yo me voy fuera. Bueno procurare que estos días sean de descanso e igual encuentro mi paz en el campo, por lo menos estaré distraída, rascándome.

Después de tres horas de viaje, escuchando a su madre repetir cien veces que no tiene que ser tan selectiva, que parece que busca al hombre diez, que se convenza que no existen, que todos tienen algo, unos más que otros, que eso es lo único que tiene que hacer, escoger uno que no tenga muchos defectos. Que en definitiva, que no tiene que estar sola, que necesita a alguien con quien compartir las horas que no trabaje, etc. etc, etc...

Llegan a la casa, los abuelos los esperan en la puerta, da alegría verlos, están muy bien, no podía faltar, la quieren mucho y sobretodo con su abuelo tiene conversaciones muy interesantes con él.

Es un pueblecito de pescadores, tiene unas calas preciosas, de fina arena, con arboles tocando al mar, no es muy turístico de momento gracias a Dios, que dure por la paz del entorno. Seria un paraíso si no fuera por los mosquitos que la acribillan. Solo la pican a ella. En vez de perfume este año se ha comprado un inguento que ningún hombre se le acercará a menos de tres metros.

Ha llegado su hermano con su mujer y los dos niños, es una pareja ideal, ella los envidia, se les ve tan felices. Lo primero que le pregunta su hermano si ha venido sola, ella sin enfadarse pues sabe que lo pregunta con interés sano, le dice que si, como siempre, pero que se ha traído un libro. Su mujer lo regaña, por meterse con ella, Lola le contesta que no le hace caso, que ya esta él casadito que a ella no le corre prisa.

Lola se va a su habitación, saca su ropa de la bolsa y se pone unos pantalones piratas, una blusa muy juvenil y unas zapatillas cómodas y se reúne con la familia hasta la hora del almuerzo. Con sus sobrinos juega en el jardín como si fuera una cría, se da cuenta que esta a gusto y que la hacen sentir joven.

Comen en familia y se cuentan unos a otros todo lo que ha pasado desde que se vieron la última a vez, riendo y explicando cada uno sus anécdotas, y se lo pasan muy bien, es muy agradable estar con la familia de cuando en cuando, ella los mira y le parece que es la oveja negra, le falta alguien al lado que le rodee los hombros con su brazo, y unos niños estirándole de la mano para salir a jugar. Sería tan fácil con Mario, se pregunta porque será tan difícil ser feliz. Su familia se piensa que es ella la que quiere estar sola e independiente y no quiere ligarse a nadie. Y que equivocados que están, siempre damos a los demás una imagen distorsionada, solo una misma sabe como es en realidad.


Cuando todos se retiran a hacer la siesta, Lola coge su libro, sale de la casa y de dirige a su cala preferida que esta a media hora de la casa. Se sienta cerca del mar entre las rocas, resguardándose del viento, las olas golpeándolas le salpica, pero como hace un tiempo estupendo y como el sol calienta todavía, no le molesta. Esta enfrascada en la lectura, le encanta leer y es de las que vive lo que lee, es un libro interesante que trata de unos fenómenos extraños, esta un poco sobrecogida, siempre le impresionan los libros de misterio, pero le atraen, cuando nota por el rabillo del ojo que algo se mueve en el agua, una masa oscura trata de emerger, se levanta de un salto asustada, la pareja que hay en la playa esta bastante lejos, se siente sola frente a algo misterioso que trata de salir del agua. No se puede mover, esta paralizada.

Un tubo largo, unas gafas y detrás de ellas un hombre con traje de buceador sale del agua delante de ella. Que susto se ha dado, que tonta, piensa para sí, igual creía que era un tiburón o algo parecido. El hombre se ha dado cuenta de lo asustada que estaba, se saca las gafas y el tubo de la boca y empieza a disculparse y entonces si que Lola cae para atrás y se queda sentada en medio de las rocas. Es Mario, él la mira y la reconoce, y le pregunta si se ha asustado. No hace falta que Lola le conteste ya lo ve, y sin mas se ponen a reír que no pueden parar, es tan cómico.

Una vez serenados, Mario le pregunta como es que esta por este lado de la costa, Lola le dice que tiene la familia en una casa a media hora de aquí. Cuando ella a su vez le pregunta que hace él, le contesta que esta en casa de unos amigos en el mismo pueblo, son amigos de facultad que cada año se reúnen. Le sigue explicando que por estas fechas siempre esta en este pueblo, lo raro es que sé no se hubieran visto nunca. Lola le contesta que es raro, pues el pueblo es pequeño, pero no es extraño, tampoco sale mucho aquí, pues no conoce a casi nadie, y estando la familia en casa prefiere estar con ellos.

Mario esta tratando de sacarse el traje, ella piensa, no me atrevo a moverme por si me caigo redonda, como se quede en traje de baño me muero. Medio tartamudea, o a ella se lo parece, le dice que se tiene que ir, que la esperan para tomar la merienda, le comenta que su abuela hace unos pastelillos que son una delicia y no se los quiere perder. Él le contesta, que ahora mismo se tomaría unos cuantos, el agua le ha hecho coger apetito, y ya se los imagina.
No sabia que era goloso, y piensa ¿ puedo atacarle por ahí?.

Y sin pensarlo dos veces (el mundo es de los valientes), le dice que si quiere le invita, que a su familia le encantará que lleve a un compañero de trabajo. Espera tensa... me dirá que no, me dirá que no.

Pero él en contra de sus pensamientos le dice que encantado que se cambia en el coche y la acompaña a tomar esos pastelillos. Se lo mira, y el cómo si nada, tan normal. Ella alucina de como se ha producido el milagro de esta manera tan sencilla. No parece el jefe y la subordinada, sino dos conocidos que se encuentran y están tan a gusto. Dios la ha escuchado, por fin lo tiene a mano. Solo falta que tenga la gracia para atraerlo. Por un momento piensa que parece una araña tejiendo su tela para atraparlo. Mueve la cabeza como quitándose esa idea de la cabeza. Tiene dignidad y nunca haría nada indigno para conquistarlo. Bueno, bien pensado solo un poquito.

En menos de diez minutos lo tiene a su lado, vestido con un pantalón de lino beig y un suéter de punto de cuello en pico de color marrón, no puede estar más guapo piensa para sí, su cara no expresa lo que piensa, esta tan acostumbrada a disimular delante de él, que para ella no es ningún esfuerzo.

La lleva hacia el coche, aun comentando el susto que se ha llevado y riendo los dos al recordarlo. Ella nerviosa pero sin que se le note, le da instrucciones de donde esta la casa de sus abuelos. Espera que su hermano no meta la pata con algún comentario jocoso. Su madre es la que más teme, rápidamente se montara su película, tiene manía de casarla y se ha propuesto conseguirlo, es su principal meta en la vida. Y esta será una ocasión que no querrá desaprovechar, va cavilando a toda marcha, y lo que tiene claro es que le hubiera gustado haberlo encontrado en otras circunstancias, y jamas rodeados de toda la familia.

Mario como la cosa más natural, hablando del pueblo y de sus amigos tan tranquilo y relajado sin sospechar las cosas que bullen en la cabeza de su acompañante. Las mujeres siempre pensamos un poquito más que los hombres, y en estas circunstancias el cerebro nos va a mil por hora. Ellos son más inocentes y más llanos, se les ve enseguida el plumero. Las mujeres somos más retorcidas, siempre estamos a cientos de metros mas allá.

Llegan a la casa, y los niños corren a recibirlos, la agarran de la mano, la adoran, ella siempre se pone a su nivel para jugar como si fuera un crío más y ellos notan ese afecto y se lo devuelven con creces. Ella nerviosa los agarra y se los presenta a Mario, de momento la familia no aparece. Seguro que están mirando por alguna ventana, por lo menos su madre, y se la imagina retorciéndose las manos de gusto. Uff cuando daría por estar con él a mil kilómetros, pero aquí están, y pronto se abre la puerta y aparece el abuelo, Lola lo agradece, de la familia es el más sensato y discreto.

Lola los presenta y su abuelo que es un hombre de mundo, y solo con una simple mirada a su nieta sabe que esta nerviosa y inquieta, y él sabe porque. Es el único de la familia que sabe la debilidad que tiene por su jefe, y por la descripción que le hizo sabe que es él, y más lo deja claro cuando ve el estado en que esta Lola.

Rápido toma las riendas de la situación, y pasándole el brazo por los hombros lo entran en casa, diciéndole que llega a punto de una buena merienda. Las mujeres de la casa están en la cocina acabando de prepararla, y le dice a Lola que vaya a echarles una mano, y así le da ocasión para entrar en la cocina y advertirles que ha traído a su jefe a merendar y de paso darle consejos a su madre de que no se pase de entusiasmo.

Entra en la cocina y su madre y hermana la miran con picardía, lo sabia, su hermano y su padre también la curiosean como preguntando. Se siente tan observada que ella no dada a sonrojarse, se da cuenta que tiene la cara ardiendo.

Les explica tratando de poner cara de póker lo que ha ocurrido, y comentando sin darle importancia que le ha invitado a comer las galletas tan buenas que hace la abuela. Que no hay nada, que son compañeros de trabajo y mirando directamente a su madre, le dice que no haga un castillo de un granito de arena. Que les ruega se comporten sin tratar de emparejarlos que no se les ocurra decir algo que la pongan en evidencia.

Ellos protestan, dicen no tienen intención de meterse con ellos, que lo más normal es que traiga amigos o conocidos a casa, dicen ofendidos, y que sienten que ella dude que no se comporten con discreción.

Más tranquila agradece interiormente a su abuelo que le ha dado la oportunidad de hablar con la familia, y así más relajada se pone a vestir la mesa para la merienda.

Salen todos de la cocina llevando las bandejas, ella lo presenta a todos y enseguida se forma un ambiente muy relajado y simpático en el cual Mario parece sentirse en su ambiente, conversan de varios temas en que todos toman parte pues la familia de Lola son y en este momento ella lo agradece, unas personas muy sociables.

Dan buena cuenta de la merienda, Mario felicita a la cocinera y le dice que espera poder volver a degustar estos pastelillos tan ricos. Que ha sido una tarde de lo más agradable y espera repetirla.

Se va despidiendo de todos, agradeciéndoles la compañía y sale con Lola al jardín, seguidos como no, de los dos críos. Mi familia, piensa mientras camina al lado de Mario, seguro están detrás de los cristales mirando a ver que pasa, se jugaría las vacaciones, que es así, y esto la pone nerviosa. Bueno no solo por eso, sino el estar pendiente de su reacción , de saber que dice él, si quiere verla de nuevo, o por el contrario, adiós y hasta que se vean en el trabajo. Parece que los segundos sean minutos y los minutos horas, es la espera desesperada.

Mario tan campechano como si fuera lo más natural del mundo, le dice que si quiere ir a tomar algo por la noche la vendrá a buscar y así le presentara a su grupo, no es normal que no conozca a nadie en el pueblo, es un ambiente muy agradable, y que está seguro le gustara.

Lola también haciendo esfuerzos por parecer natural le contesta que si, que le gustaría (esta emocionadísima, no sabe como se puede contener sin demostrar las ganas de pegar saltos que tiene), y le contesta que espera que al grupo les guste ella.

Mario le explica que son un pequeño grupo de toda la vida se conocieron en la Universidad y han continuado la amistad. Son amigos con los que puede pasar momentos divertidos y a la vez puede conversar de cualquier cosa pues son gente preparada y se puede hablar de temas interesantes. Y cree que ella se encontrara a gusto con ellos.

Acuerdan que la pasará a recoger sobre las ocho y media. Y sin mas, tan normal, le estampa un beso en la mejilla. Sube al coche y alzando la mano se va, dejando a Lola como una estatua de piedra. Al momento toda la familia la rodea, (lo sabia), ella aun conmocionada no se atreve a mover, no sea que se despierte y se encuentre que todo lo ha soñado.

Se deshace de su familia con cualquier pretexto con ganas de estar sola y pensar en todo lo que ha pasado. Han sido muchos meses esperando este momento y tiene que digerirlo poco a poco. Esta como un flan, no quiere hacerse ilusiones pues no sabe que importancia le ha dado el este encuentro.

Ahora que lo tiene mas cerca, esta pensando en lo que seria su vida con él, pero también piensa como continuar sin él. Hay dos opciones en la vida, dos caminos a seguir y en medio la incógnita, el vacío que se ha de llenar con el destino. Aquí entramos a ciegas no sabemos si acertaremos o directamente iremos hacia el fracaso. Es un peaje que pagamos sin que nos devuelvan nada, es un riesgo, a veces acertamos y otras se convierten en un tremendo fiasco.

A estas alturas y con un poco de experiencia, no quiere arriesgarse a pasarlo mal a costa de sus sentimientos. Pone sus ideas en claro, no quiere adelantar nada y tampoco arriesgar nada con él. Seguirá tranquila los acontecimientos. Ya vera lo que sucede.

De entrada esta sacando de su maleta toda la ropa que ha traído, y desesperada ve que no a cogido nada especial, no pensaba al hacer la maleta que tendría una cita con Mario. Al fin escoge un pantalón tejano negro, y una blusa camisera blanca de seda. No estará mal. Sencilla pero elegante, sin pasarse.
Deja todo encima de la cama y sale al jardín a ver a sus sobrinos. Allí se encuentra la familia que no le dirigen ni una sola mirada, eso quiere decir que han estado hablando de ella, claro.

Se pone a jugar con los críos, así se distrae y trata de dar un aspecto normal y desenfadado para poder disimular que esta hecha un saco de nervios. Ve que su abuelo la está observando, y esta segura que él sabe que por dentro está completamente desconcertada. Se acerca a ella, y conociéndose los dos, Lola le comenta adelantándose, que no se va a hacer ilusiones, que solo será una salida en compañía de unos amigos. No espera de momento más, ya lleva algún fracaso sentimental y a estas alturas va con pies de plomo. Que este tranquilo que ella esta bien.

El abuelo que es muy inteligente y la conoce mejor que su padre, sabe que ella miente, que esta muy nerviosa y que en esta salida se juega lo que ha esperado hace mucho tiempo. Solo le dice a Lola, que los hombres, aunque ahora eso no se lleva, dicen, tienen el gen de cazador y cuando más resistente y difícil más interés tienen en conquistar, eso es un juego y sinceramente es donde uno más se divierte.
Las mujeres tienen un sexto sentido en estos juegos y ya sabrá como hacerlo. No te compliques le dice, solo pásatelo bien y procura no pensar, todo lo que tenga que ser será.

Más tranquila, Lola mira a su abuelo, le pasa algo con él, la tranquiliza, la amansa, le saca los nervios y la hace ser más sensata. Le abraza, que haría sin su abuelo, siempre esta ahí para cuando ella lo necesita.

Se ducha, se pone unos pantalones téjanos de marca, superbonitos, y un suéter de punto fino negro, con escote de pico que la hace más esbelta, la blusa de seda la descarta, le parece demasiado llamativa y elegante, no quiere pasarse en esta primera cita se coloca un collar de varias vueltas y unos pendientes de brillantitos muy pequeños. Tampoco se ha traído nada especial, esperaba no salir, y para estar con la familia y para estar cómoda la ropa que se ha llevado estaba bien.

De pronto, siente un picor horrible en un ojo. Oh cielos no pueden ser, los mosquitos asquerosos, ya la están atacando, no se ha puesto el inguento que ha traído para no repeler a Mario y les ha dado vía para que la ataquen. Al momento ya tiene el ojo hinchado, no puede ser, esto no le puede pasar, se mira al espejo y tiene dos picadas más, una en la frente y otra que es la más horrible en plena mejilla.

Que hago, se dice, esto no tiene remedio, le llamaré y le diré que no puedo salir, que tengo fiebre o que me he tenido que ir, que se me ha incendiado la casa, me inventaré algo, pero así no salgo.

Lo sabia, cada vez me pasa lo mismo, debo ser muy dulce, no pican a nadie de la casa, solo a mí, soy alérgica a las picaduras y me pueden salir unas ronchas de miedo. Esta desesperada, se acerca la hora que pasara a buscarla, no le da tiempo a bajarle la hinchazón. Va a la cocina y se prepara una manzanilla para hacerse compresas, no sabe que ponerse.

Llega su abuelo, la ve, y rápidamente coge el vinagre y lo calienta en un cazo, coge unas compresas y las va aplicando en las picaduras, Lola lo deja hacer, al momento tiene a toda la familia en la cocina haciendo aspavientos. Oh que mala suerte ha tenido, con lo mona que esta, menos mal que es de noche y no se ve tanto, dice su madre.- maquillaje, te puedes poner maquillaje, voy a buscarlo le dice, ella pone calma en la cocina.

Da igual, estoy mejor, y aunque se noten las picaduras, paso de esconderme, dice Lola. Su abuelo la mira con orgullo, esa es mi chica piensa.

No voy a ir tras él, si no veo que tiene algo de interés por mí, se dice, está cansada de todas esas historias en que ella ha dado más que ha recibido. Se va a comportar como si solo fuera un compañero de trabajo y intentará pasárselo bien con el grupo de amigos y punto.

Se mira en el espejo y a punto está de echarse a llorar, tiene una cara de pena, pero no le da tiempo a poner remedio, el claxon de un coche se oye fuera de la casa. Todos van de un lado a otro como queriendo hacer alguna cosa, como si los de la cita fueran ellos. Ella en los momentos difíciles y comprometidos le invade una calma y una entereza que ella siempre ha pensado que lo heredó de su abuelo. Sin nervios y cogiendo su bolso de bandolera sale al jardín. La familia para que no se note que están pendientes se queda en el interior mirando por los visillos, claro.

Se acerca al coche, Mario sale de él para recibirla muy cortésmente, y al momento son los dos que se ríen como si les hubiera dado un ataque, y no pueden parar. La familia dentro no se enteran que lo que esta pasando, porque la discreción y la prudencia les impide salir a conocer el motivo.

Lola al acercarse y verse los dos cara a cara, comprueban que están como si los hubieran torpedeado. Mario tiene el rostro de pena. Un ojo medio cerrado por la picada. Al ver a Lola en la misma situación, las carcajadas salen de sus gargantas al mismo tiempo.

Cuando un poco calmados vuelven a mirarse, Mario con un ojo enternecido (el otro no se le ve), acaricia la cara de Lola, y como si fuera la cosa más normal del mundo, le estampa un beso en plena picada.

Lola en su interior bendice al mosquito, no es muy romántico pero le ha permitido comprobar, que es un hombre de buen sentido del humor y muy cariñoso.

En el trabajo Mario con su coraza de jefe nunca se ha dejado ver como es en realidad. Y Lola piensa que lo que hasta hora esta viendo le encanta.

Pasada la primero impresión, entran en el coche, Lola le dice que si quiere conduce ella, aun tiene los dos ojos mejor que él. Mario le agradece y se cambian de asiento. Le dice que se encontraran con sus amigos en el pueblo de al lado. Ya tienen reserva en un restaurante, y cree que lo pasaran bien, son una gente muy agradable, y espera que ella este cómoda con ellos.

En estas situaciones, cuando la pareja aun no se conoce cuando aun esta ese tanteo de la persona que se tiene al lado, que solo conoces superficialmente, porque no has tenido ocasión de ver nada más y de momento solo te atrae lo físico, es importante saber como reacciona, pues en mayor medida lo hará en circunstancias más adversas y el sentido del humor, el quitarle hierro al asunto, al tomárselo un poco a cómico, es importante. Lola va conociendo a Mario y cada vez le gusta más, si estaba enamorada casi sin conocerlo, ahora ve que puede llegar a quererlo con locura. Le encanta su risa, la complicidad de su único ojo al mirarla, el cariño como la ha besado. Uff esta asustada, pues si no es correspondida, será un duro palo en su frágil corazón.

Se dirigen hacia el pueblo, hay bastante ambiente, la juventud sale a divertirse, ella casi nunca ha tenido ocasión de ir por la noche de marcha, y siempre lo ha hecho con la familia, bien es verdad que solo esta unos días y prefiere disfrutar de la compañía de los suyos.

Al entrar al restaurante, Mario localiza el grupo sentado, y cogiendo a Lola por el brazo se dirige hacia ellos. Son dos chicas y tres chicos, al verlos se levantan a saludarlos y de momento no hacen mención a su aspecto, pero al momento el hielo se rompe en mil pedazos, pues estallan en una general carcajada.

Se lo pasan por lo que ve muy bien, riendo y hablando y naturalmente cenando, un picoteo de pescadito con una buena bandeja de marisco, regado con un vinito blanco que le va de maravilla al menú. Lola se lo esta pasando como nunca, esta excitada, entre el vinito y el roce de cuando en cuando de Mario, no sabe que le ocurre.

No quiere pensar, solo quiere vivir este momento, mañana será otro día. No sabe si esto tendrá continuidad, si volverán a verse fuera del trabajo, o el trato volverá a ser frío como si no se conocieran mas allá de jefe y secretaria.

Esta en esas conclusiones y se da cuenta que Mario la mira, y reacciona como si él le leyera los pensamientos. Se pone roja como una amapola. Que tonta ¿Es que no puede disimular? Ha intentado siempre ocultarle lo que sentía por él, y ahora va a descubrirse. Tiene que lograr por todos medios que no sé de cuenta de que esta coladita por él.

El la trata con mucha atención y de cuando en cuando le da
un apretón en el brazo, parece que le quiera comunicar por el contacto una especie de complicidad, como dando a entender que esta muy a gusto, se ven como una pareja que se están conociendo y lo llevan de la manera más natural.

Salen del restaurante, todos muy animados y alguien propone ir a tomar algo y a escuchar música. Él mirándola a los ojos le pregunta si le apetece ir, con sus amigos ha ido alguna vez y le asegura que es muy agradable y se puede hablar y bailar con toda comodidad, sin agobios de otros locales.

Bueno, ella no salta de alegría por los pelos, por dentro tiene una olla a presión, no sabe como se aguanta sin saltársele a los brazos y comérselo a besos. En lugar de eso, le contesta tranquila que si, que le parece bien ir, que se lo esta pasando muy bien y que le apetece también continuar la noche.

Él la coge del brazo y como una parejita van a coger el coche, quedan en encontrarse en la puerta del local con los demás. Llegan junto al coche, Mario le abre la puerta y al hacerlo se rozan casi sin querer, ella levanta la mirada (y aunque él tiene medio cerrado un ojo), se quedan clavados con los de ella, que no puede retirar los suyos. Es como si la hipnotizara, nos pueden dejar de mirarse. Yo creo que eso es claramente un flechazo con todas las letras. Un nudo en él estomago de cada uno, es un signo inequívoco de lo que se hace llamar amor.

Y como era de esperar los dos por un igual se abrazan y besan, es como si todo el resto del mundo no existiera para ellos, todo se funde en la nada solo existen ellos dos.

Es ese instante mágico que salta la chispa y cae en el interior de cada uno en el momento adecuado. No hay nada que pueda forzar ese instante, ha de salir natural, de lo mas profundo. Esa media naranja que tenemos que buscar sin agobiarnos, tranquilos y convencidos que ese momento ha de llegar, y procurar estar alerta pues cuando menos te lo esperas puede surgir, y no lo podemos dejar pasar.



F I N

V/08

5 comentarios:

Anónimo dijo...

Una simpatica novela y mucha imaginacion, continue, por favor

Jaume dijo...

Muy bien la construccion y el final de la novela.A pesar de la "bruja" Anabel,termina felizmente.Estás ya consolidada como escritora no ya tan novel.Esperamos mas ,eh?

Anónimo dijo...

Estoy de acuerdo con Jaime, esta cogiendo "pluma" mi querida "geme".... y seguro que no se parara de coger el ordenador.... quedaba mejor la "pluma" no ?????

maitema dijo...

Nena tu vales mucho. Como dice jaime ya estás consolidada.Espero que te decidas a publicar en otros medios. "Adelante decídete"

Anónimo dijo...

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abrazo


FELIZ AÑO 2009