domingo, 21 de octubre de 2007

NO V E L A - D E S E O S -




Es esta época del año, cuando todo florece y es un gusto pasear viendo a los pajarillos revolotear, a las hormigas en formación, y los insectos pulular, apetece hacer un alto en el trabajo y comer cualquier cosa en un parque. Y allí sentada en un banco de una ciudad cualquiera se ve una mujer degustando un sanwich, un árbol enorme le da sombra y la protege del sol. Ella esta pensativa, lo que come no lo saborea, lo engulle, esta en otra onda.
Una paloma se encarga de limpiar del suelo las migas que le van cayendo. Su cabeza como una olla a presión se le acumulan las ideas, es como un río que le ponen un freno para retener las aguas. Ella se siente así. No es libre, esta frenada por la vida, que sin querer la tiene prisionera.
Su aspecto es inmejorable, es joven, atractiva, con un buen tipo, de formas sensuales y dinámicas. El pelo largo y pelirrojo, su cara blanca con unas pecas muy bien colocadas, hacen que el conjunto sea de lo más favorecedor. Vestida con un sport elegante, da una idea del trabajo que desarrolla.
Aunque si la observamos bien, y por la patada que recibe la paloma, muy dulce de carácter no puede ser. Está de lo más cabreada, se le nota por los mordiscos que le da al bocadillo. Es como si el bocatta fuera la persona en quien está pensando.
Cruza las piernas, lleva unos pantalones estrechos, y unos zapatos de talón finos. La paloma ha salido volando, le debe haber rozado con los talones de aguja, esperemos que sin querer hacerlo.
Se sienta a su lado un hombre muy bien vestido, seguramente un ejecutivo, es de mediana edad, pelo un tanto canoso, en resumen un ejemplar bastante atractivo, la saluda, ella finge o no advierte su presencia, esta aislada en sus pensamientos. Él abre su periódico y se aísla también.
Son estos tiempos que las oportunidades pasan solo una vez. En este caso o saludas a la primera o se prescinde sin ningún tipo de problema. Estamos en una sociedad cada vez más fría de sentimientos.
Mira el reloj, y haciendo un gesto de fastidio se levanta, coge el papel de su sanwich y lo deposita en la papelera. No mira al hombre del banco, es como si estuviera sola con su rumiante cabeza. El de reojo la mira, hace para sí un gesto de aprobación y continua leyendo.
Ella sin percatarse de la mirada que le ha dirigido su compañero de banco, se dirige al edificio que esta delante del parque.
Cuando está cerca, hincha sus pulmones, se pone firme como si fuera a salir a escena, y entra en el vestíbulo de las oficinas. Se ha puesto la careta de chica eficiente, responsable e inteligente. Por dentro es toda rebeldía el otro yo se revela, no le gusta su manera de vivir. Es contra natura, ella no es como la sociedad o ella misma se ha hecho.
Tiene 29 años, de familia de alto nivel, un trabajo bien remunerado, esta bien considerada, su jefe depende totalmente de ella. Pero su cabeza y su corazón, le dicen que su puesto no esta aquí. Esta harta de su jefe, de la familia de su jefe, de los clientes de su jefe, bueno para acabar está harta de todo.
Llega a su despacho, y en el interior una puerta se comunica con el de su pesadilla (o sea su jefe). Deja su bolso de firma en el armario y coge el teléfono. Marca un número y espera;
- Hola Carmela, soy Irina - ¿ esta el señor? –
No Srta. Acaba de salir. ¿Deja algún recado?.
Es igual no deje nota, volveré a llamar más tarde.
No me ha dicho cuando volvería.
Bien da igual, no es importante, gracias Carmela.
Cuelga y se muerde los labios con rabia. Este desgraciado se piensa que me tiene a su disposición siempre que quiera. Esto se va a poner al rojo vivo. Ya no aguanto más a ese memo, cretino, idiota y .... ya no quiero irritarme más. Ahora toca soportar las tonterías y histerismos de mi jefe con buena cara.
Tengo que llamar a su mujer para recordarle la hora de la peluquería, para que este presentable para el cóctel, aunque la vaca burra no creo que puedan hacer ningún milagro con ella.
Luego al hipocondríaco de mi jefe o sea su marido, recordarle que coja todas las pastillas que necesita, para poder comer y beber sin que le afecte al estomago. Anda ya, tantos estudios para acabar de mayordoma. Estoy a punto de explotar.
Va al lavabo, frente al espejo se da un repaso, está perfecta, da la vuelta se mira el trasero y da su aprobación, ya puede trabajar tranquila esta de coge el pan y moja. Aunque para lo que le vale, tiene un novio de asco, ni se la mira, no sabe como lo aguanta, y encima le da hasta pereza despacharlo.
Se pone al ordenador y va traspasando al de su jefe solo los mensajes interesantes, para que él no se moleste en leer lo que no sea importante. Es como si ella fuera un cocinero que le fuera quitando la grasa del bistec que se ha de comer. Es como se siente. Utilizada.
Esta de un humor de perros, el imbécil de su novio está haciéndole la vida muy difícil, ya no lo soporta, es una relación de tres años. Se hicieron novios por comodidad, por la costumbre de ir a los mismos sitios juntos, por las familias y amigos. Pero ya no puede más, él se comporta como si ella fuera su madre. Se escaquea siempre que puede, no le dice donde va, es como un niño que le ha llegado la mayoría de edad y ya no tiene que dar explicaciones.
Cada día se plantea que sea el último que esté con él. Pasa el día y nada, no hace absolutamente nada, no tiene voluntad, se nota que está vegetando, que se le van los años y esta vacía. Su cabeza hace un montón de cosas, pero su cuerpo no la acompaña. De hoy no pasa que vaya a que le tiren las cartas a ver sí le aclaran alguna cosa. No es aficionada, no ha ido nunca a ninguna pero a esta se la han recomendado, y dicen que es muy buena.
Coge una tarjeta del bolso, la mira, desde luego es original, es trasparente y un dibujo de un ojo que parece que la está mirando en medio de la tarjeta. Le da hasta un yuyu, se nota observada, que tontería, se dice, y marca el número.
A la tercera llamada alguien coge el teléfono, una voz extraña le contesta -
-Me has llamado, dime que quieres.
Irina se estremece, pero contesta rápida.
-Quiero pedir hora para que me tire las cartas. Puedo ir al mediodía o a partir de las cinco de la tarde. Y cualquier día que tenga libre. Lo dice de un tirón, es como si la cita fuera de negocios.
Al otro lado, se hace un silencio, al cabo de un minuto, cuando Irina está a punto de volver a hablar la voz le contesta:
-Percibo que estás al límite, te daré para mañana por la tarde, vienes a las 8,35, y no te retrases.
Se oye el clic del teléfono que han colgado, a Irina no le ha dado tiempo ni de contestar.
-Uff, solo me falta eso, una pirada, no se porque la he llamado, igual no voy. Bueno mañana según esté de humor haré una cosa o otra.
Se oye la puerta de su jefe que ha llegado, ella suspira y empieza su trabajo.
Hoy mi " pesadilla" me ha propuesto un trabajito fino, como dice él. No se le ocurre otra cosa que decirme, que como su mujer es un poco berzas, bueno no lo dice con estas palabras, pero viene a ser una cosa así, que como ha de ir a renovarse el carnet de conducir y no la aprobaran, que como yo soy pelirroja (yo autentica, ella teñida, claro) y más o menos como su mujer, me haga pasar por ella y pase el examen. Queeee???Me he quedado de piedra, no por la propuesta sino por lo que tengo de parecido con ella. Bueno y que más tengo que aguantar.
Le he dicho que me lo pensaré, para no decirle un no rotundo. Si le digo que si, otro día me va a pedir que me meta en su cama porque ella tiene dolor de cabeza. Anda ya, para eso he estudiado y me he dejado los sesos en los libros, para hacer de doble.
Hoy solo me faltaba eso, y el tarugo de Mario sin llamar. Me encuentro la última de la lista, ya no hay nadie más detrás. Me undo y no llevo flotador, y solo tengo 29 años. Tengo que poner remedio.
Acaba la jornada, está agotada, esta pensando que no le apetece ir al gimnasio, no esta para que la machaquen más. Por hoy ya es suficiente. Le parece tener noventa años. Se ve vieja por dentro, y se revela, con lo guapisima que esta por fuera. Reconoce que es un poco narcisista, pero eso ayuda.
Coge su coche un deportivo verde oscuro, que le sienta de maravilla a su estilo de vida, y se dirige a su apartamento, pasa de llamar a Mario más veces. Hoy no lo soportaría, y en el fondo piensa que igual mañana le cambiara la vida, esa pitonisa o como se llame, le revelara que un hombre maravilloso la está esperando.
Llega al vestíbulo de su apartamento, recoge las cartas que le entrega el conserje, no hay ninguna nota de Mario.
Abre la puerta y el interior es lo más parecido a un loft, diáfano, moderno, elegante y superordenado. Se acerca a recibirla una gata rechoncha y con mucho pelo, con la cola levantada dándole la bienvenida. Se llama Morritos. A veces piensa que quiere más a la gata que a Mario. Hoy desde luego sin lugar a dudas.
Con la gata en brazos va encendiendo todas las luces (le gusta estar bien iluminada para verse bien en los espejos que tiene por toda la casa) se nota que no es una vampira, aunque a veces desearía serlo, para morder el cuello del que está pensando. Entra en su habitación, es una parte de la casa que ella ha decorado con mucho gusto, solo unos pocos muebles pero de calidad, y un vestidor que parece una tienda, hacen compañía a un cuarto de baño de película.
Deja la gata en un pequeño sofá y empieza a desnudarse, Morritos la mira con unos ojos tiernos, la adora, (es la que le da de comer, y ya se sabe, los gatos...) va hacia la bañera y abre los grifos, necesita relajarse. La tensión no la dejará dormir, si antes no trata de poner sus nervios en relax.
La llena de espuma y sales, y se va a la cocina que tiene más parecido a un laboratorio que a un lugar del que salen platos para comer. Coge una copa de fino cristal y la llena de una botella de vino de Bourdeos, (siempre ha sido de boca fina). Regresa al baño, la gata sigue en el mismo sitio, es como si estuviera en el palco del teatro. Si los animales pudieran hablar lo que les pasa por la cabeza cuando nos miran, igual el mundo sería mejor.
De fondo una música suave envuelve la escena. Levanta él pié para meterse en la bañera, cuando suena el teléfono. Se envuelve en la toalla y coge el aparato de la habitación.
-¿Sí?, Dime.
-Hola cariño, no, no digas nada, espera que me explique.
(Le teme como a una tormenta)
Ella espera en silencio. ( Con cara de mala leche), claro.
-Irina, mi amor no te lo vas a creer, pero he tenido un día super movido, no te he podido llamar, y créeme no he dejado de pensar en ti.
Irina ni abre la boca, tiene los ojos medio cerrados, y el rictus de los labios solo una línea la define, espera, como si fuera un depredador a punto de saltar sobre su presa.
El pardillo confiado va pegando excusas sin control, cada vez sé envala más, yo creo que hasta sé creé lo que está diciendo.
-Nena, te juro que mañana estaré todo el día pendiente de ti, pero ahora te tengo que dejar, ya sabes este negocio es muy importante. Te llamaré en cuando llegue. Un beso.
Ella ni mus, ni un solo sonido. Y el capullo cuelga.
Cuelga también, da media vuelta y se mete en la bañera, la gata no le quita ojo de encima. Y ya con la cabeza dentro del agua se pone a gritar..




El despertador suena como si una locomotora le pasara por la cabeza, tiene una resaca que él mas leve ruido aunque sea el de las patitas del minino andar sobre la alfombra, en su cerebro hace el efecto de una manada de búfalos.
Tiene una explicación, la noche antes después de salir de la bañera y a palo seco, se ha tragado entero el Bourdeos, después se derrumbó sobre la cama hasta esta mañana.
Se da una ducha de media hora, no tiene otro remedio que ponerse en forma, esta hecha un asco, ojerosa, mala cara, le duele todo el cuerpo, se ha quedado dormida retorcida encima de la cama. Esta hecha un gancho, casi no puede ponerse derecha.
Pasa una hora y la cosa pinta mejor, ha desayunado ella y la gata, (ayer la dejó sin su pienso de diseño). Ahora esta en el vestidor eligiendo lo que se pondrá hoy. Coge un traje chaqueta de color gris, con una blusa negra de seda sin mangas y cuello cerrado muy elegante. Unos zapatos negros muy extremados mejor dicho unos Manolos, dan el toque sofisticado al conjunto. Hoy vienen unos clientes extranjeros muy importantes, y después de la reunión su jefe y ella los llevaran a almorzar al Restaurante Zaranda de la Guia Michelin.
Da un beso a Morritos, y sale a buscar su coche, mira mientras camina su agenda electrónica, y recuerda que a última hora de la tarde tiene cita con la pitonisa. Bueno, ya decidirá cuando llegue la hora de ir o no.
Al volante de su coche, melena al viento, (ha bajado la capota) el aire acaba por despejar la masa espesa de su cerebro. Siente que ya está en forma, para afrontar la parte profesional de su trabajo, no así la sentimental. Ese tema lo tiene aparcado para cuando esté frente a frente con el niñato de su novio. Que difícil es la vida, con lo fácil que es encontrar un hombre, guapo, elegante, inteligente, trabajador, cariñoso, sensible, sincero y además con una buena cuenta corriente. Se da cuenta que aparte de la primera y última cualidad Mario está lejos de tener las demás.
Llega a su despacho, y departe con su jefe los últimos detalles del contrato. Todo está en orden, y no es por adularse, pero en su trabajo es perfecta, no deja un cabo suelto, y es por eso que para su "pesadilla " ella es imprescindible. Y es el motivo del porque le paga un buen sueldo, para que no se le ocurra dejar la empresa. Confía plenamente en ella, hasta en temas personales de la familia le pide consejo. Lo tiene en sus manos, y eso le da cierto poder sobre él, aunque su jefe nunca lo sospecharía, los hombres no se dan cuenta que nosotras manejamos los hilos. Irina, a veces le hubiera gustado ser en otra vida una amazona, que tenían a los hombres para usar y tirar. Uff como esta de humor, se nota que Mario la tiene bien cabreada.
Después de la reunión en la sala de juntas, casi es mediodía, han firmado los contratos y todo son felicitaciones por ambas partes, han hecho un buen negocio. Irina en su papel de secretaria de dirección está contenta, ha sido todo un éxito, estos japoneses son duros de pelar, pero ella se lo ha dado más que mascado, triturado, y ellos lo agradecen. Ahora una buena comida y unos buenos vinos acabaran de rematarles. (Aunque sean japoneses solo son hombres).
Tiene un mensaje en su móvil, como no, es de Mario, " Cariño, siento no volver hoy pero esto se ha complicado. Ya te llamaré. Un beso". Pero que se ha creído el energúmeno. ¿Que voy a estar esperando que se le ocurra volver?. Ya no puedo más, esto se acabó. No lo puedo soportar, como he podido tener esta paciencia, me lo voy a cargar. Saca lo peor de mí. Hoy mismo recojo lo que tiene en casa y se lo hago enviar para no volver a verlo.
Llegan al restaurante, los reciben y los acompañan a su mesa en un comedor privado, los japoneses están encantados, Irina se da cuenta que uno de ellos parece que le tira los tejos, solo faltaría que se tuviera que quitar de encima a un nipón.
Hablan todos en ingles perfecto, ya no se habla de trabajo sino de temas informales, de cuando en cuando el japonés le envía unas miradas que ella no sabe de que manera responder. En el segundo plato y habiendo bebido ya una botella de buenisimo vino, Tayaka alarga el pie por debajo de la mesa, intentando tocar la pierna de Irina, lo único que hace el muy canalla es pisar uno de los Manolos.
Ella automáticamente, sin pensárselo dos veces le clava el tacón afilado, él aprieta los labios y rojo como la grana aguanta el dolor, sin que ni un grito salga de su boca, estos japoneses son muy sufridos. Ella sonríe por lo bajo y ataca el rape adobado con vinagreta de mango con apetito. Por fin le ha dado un escarmiento a un hijo de su madre.
Los acompañan al aeropuerto, el Sr. Tayaka, todo mustio no le dirige ni una mirada, solo al despedirse, le da una profunda reverencia. Ella se la devuelve, y como personas civilizadas, los dos dan a entender que aceptan una las disculpas y otro la lección.
Deja a su jefe en el centro, se ha de encontrar con su mujer para llevarla de compras, a él acompañarla le da cien patadas, pero por no tener que oírla, lo hace, porque su mujer le pide siempre su opinión en cualquier compra, pero luego la ignora, si el le dice que le gusta el negro ella automáticamente lo compra en blanco. Es un caso.
Tiene tiempo de ir a casa y cambiarse de ropa, no le apetece ir a que le tiren las cartas vestida así. No pega, es como si fueras con un vestido de noche a comprar un kilo de sardinas. Y aún no tiene claro el ir, no sabe él porque le da un poco de reparo que miren en su vida privada, que es muy privada.
Al coger el ascensor, suena su móvil, es su madre desde NewYork, están en viaje de negocios, su padre es un importante anticuario, y siempre está viajando, su madre no lo deja viajar solo, dice que para cuidarlo, yo creo que es porque no se fía de él.
-Hola mamá. ¿Cómo estáis?
-Hola nena, muy bien. ¿Y tu como te encuentras? Tienes que venir, es una locura de tiendas, esta toda la nueva temporada y es una maravilla. Te he comprado dos piezas que vas a alucinar, son de Valentino.
-Mamá, voy a dejar a Mario. (Se lo suelta a boca jarro).
La madre con lo suyo, ni caso.
-Y después hemos ido a Hermes y me he comprado un bolso que es casi exclusivo solo han hecho cinco ejemplares, y tu padre ha insistido que me lo quede. Es un encanto. Tienes que estar contenta que sea tu padre.
¿Cómo?-Se pregunta Irina.
-Mamá, v o y a d e j a r a M a r i o. (lo recalca con lentitud, para que su madre le entre en la cabeza).
-Cariño, que dices, no puede ser verdad. ¿Has pensado bien lo que vas a hacer?. Le vas a dar un disgusto a tu padre, no podrá jugar más al golf con él, no sería ético.
Al no tener respuesta continua:
-Bueno, tu verás, ya eres mayor de edad, pero piénsatelo bien antes de hacerlo, no encontraras otro mirlo como este. Te dejo, tu padre me hace señas que me necesita, esta eligiendo un tapizado para su estudio y duda entre tres, como siempre tendré que tomar yo una decisión.
-Chao nena, cuídate y piensa con la cabeza y no con el corazón.
-Adiós mamá un beso a papá.
Cuelga, y pensando se da cuenta, que si sigue con Mario tendrá la misma vida que su madre. ¿ Es eso lo que quiere?.
Mientras hablaba con su madre, ha llegado a su habitación, Morritos echada entre los cojines de su cama se despereza, es una gata bastante vaga, por eso está tan gorda, a Irina le parece que la chica que le viene a limpiar le da sobredosis de comida.
Se desmaquilla, y se mete en la ducha, sale y se coloca unos jeans estrechos, una camiseta sin mangas y una camisa por fuera, se encuentra cómoda, se recoge el pelo en una coleta, se cambia su bolso por una bandolera, se mira al espejo y es otra mujer. Parece hasta más joven, solo un poco de carmín suave en los labios, y ya esta lista.
Baja al parkin y monta en su coche, la dirección que pone en la tarjeta es de los alrededores de Madrid en una zona residencial, por lo menos no es un lugar cutre. No tiene ni idea de cómo es esa mujer, pero deben ser todas iguales, con aspecto de bruja, con una bola de cristal, y un pañuelo en la cabeza. Según vea me largo, piensa.
La urbanización es de categoría, pasa un control y entra en la zona, le han indicado donde se encuentra la casa y no tiene dificultad en encontrarla.
Es de construcción moderna y muy elegante, bueno no es mal comienzo se dice, a ver que tal la pitonisa. Solo hace que ponerse delante de la verja esta se abre para dejar pasar al coche. No se ve nadie en el jardín y ella avanza hasta aparcar el coche delante de la entrada de la casa. Antes de cerrar la puerta del coche esta se abre, no hay nadie, pero la invitación es clara.
Bueno se dice, si es pitonisa, no es tan raro que adivine que he llegado. Entra dentro de la casa, esta decorada con mucho gusto, y con muebles antiguos auténticos, ella no es profesional como su padre pero es bastante entendida en este tema. Y allí hay piezas únicas.
El vestíbulo muy iluminado, deja ver una puerta medio entreabierta, dentro una mesa de despacho enorme, y sentada una mujer, que parece la está esperando.
Irina no quiere demostrar que está impresionada y decidida entra en la habitación.
Se encuentra con una mujer de mediana edad, con rostro enigmático, con unos ojos muy extraños, no sabe definir la rareza pero son raros de narices. La mirada de ella la traspasa como si se metiera en su cabeza.
-Buenas tardes, tengo visita a las 8,30, he llegado un poco pronto, espero no........
-Por favor no te disculpes y no hables.
-Empezamos mal, si no hablo como le pregunto lo que quiero saber.
(Dice para sí).
-No necesitas hablar para que yo sepa a que has venido.
-¿Ahora me lee el pensamiento?(De nuevo piensa para ella).
-Si leo todos tus pensamientos, y has venido a aclarar tu vida, que por lo que estoy viendo estás al borde de echarla a perder.
-Bien, mi nombre es madame charlotte vamos a tratar de aclarar este embrollo que tienes montado.
-Gracias, contesta mentalmente Irina.
Madame, saca unas cartas antiguas muy bonitas, y las va mezclando. Irina se fija en sus manos, largas muy cuidadas. Irina no le quita ojo.
Reparte las cartas por la mesa y mira a Irina directamente, sin pestañear, fijamente, parece querer absorverla a través de sus ojos.
Ella se resiste, sentada en la silla agarrada a los brazos del sillón, nota que se va difuminando, ella no quiere, se niega, pero algo más fuerte que ella la arrastra hacia.............
Se siente transportada, se siente bien, relajada, no sabe muy bien donde está. Es de noche y de momento no ve un carajo. No recuerda nada, esta como en blanco. Y se duerme.
De pronto un gallo canta a lo lejos, y un ruido de gallinas cacareando la ponen en pie. ¿Dónde demonios estoy?. Se sienta en la cama de golpe, mira a su lado y un tío de anchos hombros (es lo único que se ve entre las ropas) está durmiendo plácidamente a su lado.
Esta soñando, aunque el sueño parece tan real que hasta el olor de gallinero le llega a su nariz con una realidad sospechosa. (Ella es muy sensible a los aromas, aunque siempre ha disfrutado de sales y perfumes) y aquí solo huele a ¿caca?.
Salta de la cama, lleva un camisón que en nada se parece a la lencería fina que normalmente se pone para dormir, es de color naranja y la ropa de pura felpa. Alucina, es una pesadilla que no durará mucho, se tiene que despertar. Pero quien se despierta es el mocetón que tiene al lado. Se despereza la mira y sonríe.
Ella con ganas de salir corriendo, le mira también, es mujer y esta delante de un hombre que en otras circunstancias no le hubiera importado despertar en su cama, pero esto es muy extraño, este sueño no acaba, y el se acerca a ella, y le pega un beso de película.
Le da un manotazo en el trasero, y le dice:
-Venga mi niña, las gallinas están esperando.
-¿Queeee,? Que dice este tío, que gallinas, yo solo las he visto guisadas. El ajeno a lo que ella piensa, se levanta y ella de reojo observa como se despereza, oh Dios, esta como un tren, aunque es un sueño, claro, porque hombres así, no existen.
¿Pasas tú a la ducha, o entramos los dos para aprovechar el agua? Ya sabes, se ha de economizar. La coge en brazos y le da otro beso, pero esta vez la abraza con toda delicadeza.
Ella alucina, que despertar (soñando, claro) por un momento desearía que no fuera un espejismo. Pero lo es, pero tan real que hasta siente los pies descalzos en la madera del suelo. Que curioso, todo lo percibe tan claro, que incluso tiene en la boca el sabor del beso que le ha dado. No se atreve a abrirla y decir algo, pues teme despertar hablando sola en la habitación de su apartamento.
El tío bueno, se mete en la ducha, ella aprovecha para echar un vistazo a su alrededor. Es una habitación enorme, con una cama grande, con cierto aire de cabaña de leñador, pero con clase.
Aprovecha que a él se le oye cantar en la ducha para sacar la cabeza por la ventana. Se queda boquiabierta, aunque por descontado no deja de ser un sueño, es un paisaje precioso, un valle en que pastan caballos, una arboleda en la que se refugian del calor un pastor y su rebaño. Un río a lo lejos da vida a todo el paisaje. Jolín se dice, que manera de soñar, y como siempre hace se mira al espejo que hay en un lado de la habitación, y no se desmaya, porque se dice " es ficción", pero lo que ve en el espejo la deja sin color en la cara.
Se abre la puerta del baño y sale el hombre sin ropa, por no decir en pelotas, ella cierra los ojos y se queda sentada en la cama, blanca como si la hubieran metido en la lavadora a 70 grados.
-Cariño ¿te encuentras bien? Estas pálida ¿Tienes nausea? Si estas mareada, hoy no te muevas de la cama. Ahora mismo te traigo el desayuno. Deja que te cuide.
Da media vuelta, y aunque ella está casi catatonica del susto, es mujer y le hecha una mirada de aprobación a la larga espalda que sale por la puerta.
-Oh dios, que me pasa, esto no parece un sueño, porque esto es muy real, que me ocurre que no recuerdo nada, y encima estoy embarazada de este monumento, por lo que se ve. Dios que hago, no sé ni como se llama, pero él parece muy convencido de quien soy yo.
Entra el "monumento", hasta que Irina no averigüe el nombre lo llamaremos así. Lleva una bandeja muy bien surtida, que pone al lado de Irina.
- Anda cariño, come algo, y ya veras como se te pasa el mareo.
Le da una tostada para que la muerda, y mientras le prepara una taza de leche con cacao.
¿Cómo sabe que tomo siempre cacao para desayunar? Esto es serio, debe ser el embarazo que se me va la olla. Tengo que abrir la boca para decir algo, sino pensará que encima de tonta soy muda.
Como es mujer de reacciones rápidas para solucionar problemas, se pone las pilas y saca una voz cariñosa como él para decirle:
-No se como se llama Vd. haga el favor de decirme su nombre, que con el mareo se me ha olvidado. Ronronea como su gata. (para disimular)
- Vamos Irina no hagas bromas con eso, vale, soy tu queridisimo Tom, el que te quiere tanto como tú a él.
Bueno por lo menos sabe que se llama Tom, no esta mal le va el nombre, mientras desayuna le observa como se viste. Por lo menos los calzoncillos son modernos, después unos vaqueros y una camisa de color azul eléctrico que con su tono moreno de piel, dejan a Irina sin aliento, pero que pedazo de hombre he encontrado, ¿Pero cuando fue eso?.

-Desayuna tranquila y después te relajas, no salgas hasta que te encuentres bien, nuestro niño quiere atención. Yo salgo a trabajar, ya vienen los muchachos. Un besito mi amor, y otro para nuestro pequeño Hugo.
¿Ya le hemos puesto nombre? Que fuerte, esto es demencial, y por lo que veo estoy muy gorda, no creo que me falte mucho para tenerlo. Pega un salto de la cama, se frena y piensa que como haga movimientos tan bruscos le va a salir Hugo antes de tiempo.
Se mete en la ducha, piensa que con el agua fría acabará por despertar y se encontrará con Morritos durmiendo en su cama y que luego le pedirá su comida. De momento queda como un témpano y sigue en la misma ducha, esto no se arregla. Aun no me despierto. Tengo que ser practica, estoy embarazada, con un hombre que está como un tren, y en una casa que no conozco. Bien, a partir de ahí tengo que ser positiva y seguir el juego.
Abre el armario y la ropa que ve no es de marca precisamente, es toda de sport y sencilla, elige un pantalón ancho y un blusón a juego, se mira en el espejo, que gorda, se dice pero de momento se nota cómoda. Se recoge su largo pelo pelirrojo con una cinta. Respira con profundidad, se mira la bola que tiene delante, no se acostumbra, es como si le hubiera salido un grano gordo en la punta de la nariz.
Se da cuenta del hecho que se está amoldando a esta nueva Irina tan diferente sin mucha dificultad por el momento. Ahora ya no está tan nerviosa, parece aceptarlo todo con tranquilidad, sin tensión, ¿ Y el niño? Solo pensarlo se le hace un nudo en el estomago, que por cierto ya no sabe donde se encuentra.
En el exterior, se oye ruido de gente trajinando, sale de la habitación, baja las escaleras y se encuentra un comedor –cocina supergrande todo en una pieza, es muy bonita, es alegre, decorado todo de un estilo rústico. (Quien limpiará todo esto, se pregunta) Ella siempre tan practica.
Sale al exterior, y un día espléndido se abre a sus ojos. Mira a lo lejos y abarca todo el paisaje, es precioso. Claro que son las siete de la mañana y todo esta recién puesto. (El paisaje, digo) Ella a esas horas no había estado nunca en el campo, y ese color y los olores de hierba mojada por el rocío nunca lo había experimentado.
Se queda quieta apoyada en el quicio de la puerta, aun no se cree que esto le pase a ella. A estas horas estaría a punto de levantarse para irse a trabajar, hoy le espera un trabajo estressante, tiene que resolver un problema con unos proveedores de Alemania, que son unos huesos, y después tiene que redactar un contrato muy complicado, aparte de las tareas normales del día, y ella ¿Qué hace?
Contemplar el paisaje tan tranquila y además con un bombo de siete kilos. Ahhhh, que es lo que me pasa, se me ha borrado todo, no recuerdo nada.
En este momento un grupo de gallinas pasa corriendo delante de la casa, detrás y tan gorda como siempre Morritos que va a por ellas. Al verla se para y se acerca a sus piernas pidiendo mimos. Ella emocionada la acaricia, por lo menos hay algo de su vida anterior.
Una voz potente de mujer, sale del otro lado de la casa:
- Irina, ¿Estas ahí?. Cierra el gallinero que se han escapado todas las gallinas.
Sin saber donde está el gallinero, sale fuera y al lado derecho de la casa ve un corral y en medio una caseta con alguna gallina dentro. Las demás perseguidas por Morritos campan por doquier.
Que hago, en mi vida he visto tanta gallina suelta, ¿Y como las llamo? ¿ Las ato con una cuerda? Eso si las pillo.
En ese momento un tractor se acerca, es él.
Irina no sabe dónde meterse, se ve tan torpe que él enseguida se dará cuenta que ella solo ha tenido contacto con esta clase de aves en la mesa y dentro de una sopera.
Se oye una carcajada, y unos brazos que la abrazan, es él que ha llegado por atrás a tiempo de ver como se le escapan de las manos.
- Anda cariño, déjalas, las gallinas no son tu fuerte, ya entraran solas cuando Morritos se canse de jugar con ellas.
Ve a dentro a descansar, no hagas imprudencias, solo falta un mes y pronto tendremos a nuestro bebe con nosotros.
¿Qué dice, un mes para el parto, si no tengo ni idea de lo que tengo que hacer. Claro que yo en realidad no tengo que hacer nada, todo lo hará el médico.
Entra de nuevo en la casa, sintiéndose observada por Tom, y se da de bruces con una inmensa mujer que la frena, antes de que caiga de bruces.
- Pero niña como vas así de alocada, como no tengas cuidado vamos a tener que correr.
Es una mujer de unos sesenta y cinco años, y se la ve muy activa y de aquellas personas que le confiarías tus dudas. Igual recurro a ella para salir de este lío. La sigue y ya en la cocina, ve que tiene cantidad de potes de cristal llenos de tomate.
- ¿Me ayudas con la conserva?, Ponte el delantal y a cocinar.
Irina no sabe como, pero al momento se ve enfundada en un delantal y delante de los fogones.
Al cabo de una hora, ya ha averiguado quien es y como se llama la mujer. Se llama Carmela, y ha cuidado de Tom desde que nació, Irina tiene una táctica para sacar información sin que se den cuenta.
Y lo más extraño de todo es que esta feliz, con un marido y un bebe en camino no tendría que sentirse libre, pero al contrario se nota tranquila, relajada, y con buen humor, contenta de estar al aire libre, rodeada de animalitos, y un marido con todas las cualidades que siempre ha querido en un hombre.
Pero su cabeza siempre en alerta, le dice, aquí hay truco, no me creo que esto me pase a mí. Es demasiado perfecto...............maravilloso...............
Abre los ojos, y delante de ella lo que ve es la cara de Madame Charlotte que la sigue mirando con sus ojos que parecen un taladro en su cerebro. Después de un momento y aun aturdida, por lo que ella a creído vivir, angustiada se mira la barriga y esta ha desaparecido, tiene la misma figura de siempre, que decepción, era tan real. Es como despertar de un sueño que es tu deseo más intimo y lo vives de una manera tan potente que lo crees en realidad. Se siente frustrada, mira a la Madame buscando consuelo, ella no deja de mirarla con sus ojos escrutadores, buscando el fondo de mujer que ella a ocultado siempre.

Al cabo de unos instantes Madame Charlotte la deja de mirar y tirándose para atrás en su sillón, le dice:
- Bien Irina, has visto lo que puede ser, es otra opción de tú otro yo, tu tienes la llave de esta otra puerta, siempre hay el libre albedrío, cada uno elige su manera de vivir.
- Pero, donde esta Tom y mi niño, le he visto tan bien que creo que cuando estoy soñando es ahora. Y he aprendido hacer conservas de tomate, y eso soñando no creo que se pueda.
¿Que tengo que hacer para volver a ese lugar? Si es un sueño quiero volver a soñarlo.
-No me escuchas, solo lo repetiré una vez más. Presta atención a otras cosas que antes no hacías, y con suerte podrás encontrar tu otra vida.
Y continua:
-Bien se acabo tu tiempo, deja en la mesa que esta cerca de la puerta encima de una bandeja, lo que consideres que vale esta visita.
Irina se levanta como un autómata, está flotando, lo que le ha pasado es muy fuerte. Llega hasta la mesa, hay una bandeja, saca su billetero y vacía todo su contenido. Y como un zombi se dirige a su coche. Ha sido una experiencia que no va a olvidar fácilmente.
Llega a su casa, Morritos se acerca, y ella la coge en brazos, la acaricia y se deja caer en el sofá, está sola, vacía sin ganas de hacer nada, esta triste. Ha visto otra forma de vivir, y le ha gustado mucho, muchisimo. Como conseguir lo que ha dejado ver la pitonisa, será su meta de hoy en adelante. Lo quiere y lo tendrá, cuando se le mete una cosa entre ceja y ceja no para hasta conseguirlo.
-Morritos, tu me vas a ayudar, tu estabas ahí, o sea que afílate las uñas y a trabajar.
La gata, como si comprendiera lo que le dice, baja del sofá y en el mejor mueble de la casa empieza a afilarse las uñas, dejando el mueble hecho una pena. En otro momento Irina se hubiera puesto como una fiera, pero está tierna, blanda, esta en una nube. Tom, donde estará este hombre esperándola, porque da por hecho que la espera.
Se queda dormida en el sofa abrazando a su gata, como si al tenerla cerca, estuviera también todo lo demás.
El sonido del despertador la pone en pie de golpe, y Morritos sale disparada, la mira como pensando (que poco cuidado)Y como es gata con peligri se va toda ofendida a su caja de arena, con toda su dignidad por los suelos.
Irina, ya no sabe si ha sido toda pura sugestión, esta hecha un lío, igual esa Madame le ha sacado del fondo de sus pensamientos su deseo más escondido.
Lo que tiene claro es que si este hombre esta sobre la tierra ella lo va a encontrar. Todo a su tiempo, va a tener la mente y los ojos bien abiertos, y se alegra de tener un estimulo que le haga ver con optimismo su vida.
Se arregla como siempre, y sale a trabajar, saluda al conserje, que se queda sorprendido, normalmente solo le suelta un gruñido por la mañana. Se dirige hacía el parking, pero se lo piensa mejor, hace un buen día, y va con tiempo suficiente para ir andando.
Los tacones que se ha puesto no son muy prácticos para recorrer la distancia de su casa a la oficina. A mitad de camino ya se ha arrepentido de su "buena" idea, le han salido unas ampollas que esta pensando pedir un taxi y volver a casa coger su coche (como tenía que haber hecho) para ir al despacho a su hora.
Se tiene que descalzar, no puede más, se le saltan las lágrimas, no se ve un taxi, y por más inri, no cargo ayer su móvil y está sin batería. Es un barrio residencial, y no se ve un alma por la calle.
Una furgoneta que pasa, se para al ver una chica en apuros con los zapatos en la mano y con cara de sufrimiento. Saca el hombre la cabeza por la ventanilla.
-¿Necesita ayuda?- La puedo llevar donde me diga. Por lo que veo lo está pasando mal.
-Gracias, se lo agradeceré, no puedo más. (y le da la dirección de su casa). Vaya idea de bombero que he tenido, lo mío es ir en coche y no haciendo la gilipolla con unos tacones de palmo.
De vuelta a casa, saluda con un "Humm" al conserje, que debe pensar esta es ella, y ya en su apartamento escoge un par de zapatos que las llagas no le rocen. El romanticismo se ha evaporado. De nuevo se impone lo práctico, coge su coche y sale pitando al despacho.
Ya en pleno ajetreo ya no tiene tiempo para pensar en sus cosas. Su jefe está de un humor de perros, y encima su mujer incordiando. No ha tenido tiempo ni de tomar su café, y lo necesita para estar al cien por cien. Porque aunque ha dormido, está un poco tontorrona.
Pasa la mañana deprisa, ya es casi mediodia cuando su jefe le hace una llamada.
-Irina por favor ¿Puede venir un momento?
La llama por el interfono, y ella rápida se alisa la falda, coge su libreta y bolígrafo y pasa a su despacho.
En la puerta, se queda clavada, paralizada, atontada, y unas cuantas cosas más, allí con su jefe esta el hombre guapo, cariñoso, trabajador, y (padre de su hijo) Aunque el no lo sepa. Dios mío, me va a dar algo, que hago, porque no le puedo decir a boca jarro, ya te conozco y que sepas que tendremos un hijo en común.
Se repone, y dando su mejor imagen de profesionalidad, saluda y espera a que le presente su jefe.
-Sr. Tomás Luque, le presento a mi secretaria, Srta. Irina, ella le acompañará por las instalaciones y cualquier duda que tenga ella se la contestará, es mi mano derecha.
-Encantado Srta. Irina. Le agradeceré su ayuda.
Le da la mano, y al estrechársela una especie de calambrazo les sacude a los dos. El la mira sorprendido, y deja ver una sonrisa de agrado que a ella le pone las pilas. Disimula y lo deja pasar delante de ella, y no puede dejar de pensar que debajo de su chaqueta hay un cuerpo de infarto.
Mientras van saliendo de las oficinas, la cabeza de Irina le va a cien por hora, ya lo tiene aquí, ahora solo falta conquistarlo (solo eso) Casi nada. Pero lo tiene claro, ha de ser la otra mujer que es en el fondo. Esa tiene que dejarla fluir, pues la Irina superficial, tonta stresada, y locuela, esa no es para este hombre.
El se comporta muy profesional y serio preguntando y ella respondiendo a sus dudas, y aunque no lo advierta, el la mira muy interesado. Acaban la visita, y se dan cuenta que es la hora de almorzar.
-Srta. Irina, si no le importa, podemos ir a comer juntos y aprovechamos para discutir las dudas que tengo. Eso si le parece bien, si tiene algún compromiso, lo entenderé.
No acaba casi de decir la frase y ya está ella diciendo siiiiiii, que irá con él a comer, que no hay problema. Igual, se dice lo he dicho demasiado rápido. Bueno no importa, quiero tener pronto ese niño, o sea que no me voy a andar por las ramas.
-Ya que vamos a comer, creo que podemos evitar formalismos ¿Qué te parece?.-
-Me parece perfecto. Te lo agradezco.
Cogen el ascensor que esta lleno de gente, es la hora de comer ella muy arrimadita (por la aglomeración) respira ese olor conocido, el hace lo mismo, esta mujer lo ha trastornado desde que la vio, no le había pasado nunca, porque estas chicas tan sofisticadas no le han atraído nunca, pero esta tiene algo especial.
Salen a la calle como una pareja, se sienten a gusto los dos, es curioso se dice Tom, es como si la conociera de toda la vida, aunque en mi granja, esta mujer no pega en absoluto. No es de las que se ponen a ayudar a parir a un animal. Ni la veo entre los árboles frutales recogiendo manzanas. Es absurdo, que me pase por la cabeza que podamos tener una sola cosa en común. No se porque la he pedido comer juntos, ha sido un error. Pero la vuelve a mirar, y todas sus cavilaciones desaparecen.
Ella también tiene sus dudas, pues la mujer que estaba en su sueño y que pegaba con él, no es precisamente el tipo que él esta viendo ahora, ¿ La dejará conquistarlo?, le dará una oportunidad, o simplemente cogerá las de Villadiego y se largara pies en polvorosa.
Si alguien observara a esta pareja, por cierto cada vez hay menos distancia entre los dos, comiendo y hablando sin parar, riendo algunas veces a carcajadas, y mirándose como dos tortolitos, pensaría que son una pareja muy enamorada.
Irina, no desea que acabe este momento pero, es responsable y sabe que le toca volver al trabajo. Coge su bolso, y mirándolo a los ojos le dice:
-Debo volver a mi despacho, (lo dice con pena mirando su reloj) lo he pasado muy bien, se ha pasado el tiempo volando.
Espera con impaciencia que Tom le responda, le va su vida en ello. Depende de lo que le diga, ira por un camino u otro. Si le pide para volver a verse se abre una puerta, pero si por el contrario el huye como alma que lleva el diablo, se acabo el cuento de hadas. Los segundos le parecen horas, parece que tarda en hacer un comentario, ella se le seca la boca, esta cardiaca, le va a saltar al cuello, y en ese momento, él con voz suave y cariñosa le dice:
-No tengo idea que me ha pasado, pero estoy tan a gusto contigo que cuesta despedirme de ti, y parece que a ti té pasa lo mismo. Tenemos que quedar para otro día, (se lo piensa) ¿Qué te parece mañana?. -Y se pone a reír.
-Siiii. me parece perfecto. A mí me ocurre lo mismo es como si te conociera de toda la vida. (Y no sabes como).


Y lo dice con todas las consecuencias, ella ya sabe lo que le espera, y esta deseando tener esta nueva oportunidad que se le ha ofrecido de un modo un tanto extraño, yo creo que la vida tiene dos puertas, porque la persona también tiene dos maneras de ser, de ver las cosas, dos personalidades diferentes, como quiere que la vean los demás y otra con sus sentimientos mas profundos. Cada persona tiene un momento en su vida que sin notarlo escoge la vida que quiere llevar, y aparca el otro yo. Aunque de cuando en cuando y en momentos concretos sale a la superficie, sobretodo cuando la vida te aprieta las tuercas.
Que escojáis con buen ojo vuestra vida,
fin

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Genial, tengo una hermana que vale mas que nadie, lo sabe hacer todo, nada mas le faltaba ser escritora... y ya lo es ! Continua pues ya los principios prometen y sera como pintando que con la pratica se va mejorando y de todas maneras lo principal es que te vayas abriendo a todas las cosas que hagan que te sientas feliz y asi hacer feliz a los que te rodean... Alé !
Un beso muy fuerte de tu mitad....

Anónimo dijo...

Deberias escribir y publicar otra novela,somos muchos los que hemos seguido tus principios literarios y nos gustaria seguir disfrutando de tu imaginación,sin prisas,a medida que te fueran viniendo las ideas y los guiones.Esperamos con ilusión una respuesta positiva.
10-1-21-13-5.


FELIZ AÑO 2009